Estoy pasando por una muy buena época y pretendo disfrutarla mientras dure, ya se que nada dura para siempre pero me gustaría estirar este chicle lo más que pueda, cuando me venga el desastre a aguantar nomás pero por ahora no pienso en eso, eso lo dejo para las pesadillas.
Como todos supongo, hay épocas que recuerdo como muy felices y no son necesariamente cuando me ha ido bien o he tenido plata. Como ya estoy veterano me acuerdo sobre todo de la feliz niñez y la gloriosa juventud, con todos los buenos momentos que pasé.
Claro que los malos momentos fueron muchos más, sufrí y lo pasé horrible, años y años, pero todo eso se me olvidó. Miro para atrás y lo veo todo brillante ¿me gustaría volver a ser jovencito? No estoy tan seguro.
Bueno, retomaré la sana costumbre de mirar para atrás y hacer un resumen de como fue el año 2025. El año en que me convertí en un ermitaño.
Resulta que desde la muerte de mi querida suegra quedamos solo tres personas en la casa: yo, la Pilar y el Tomás Jr. Como dijo cazurramente el general Mendoza, ya se está empezando a desgranar el choclo, la casa es muy grande para los tres y no queremos dejarla sola.
La casa es nuestra principal riqueza, la culminación de lo que soñe durante toda mi aporreada vida: tener donde caerme muerto, así es que la cuido con garras y muelas, no quiero que ningún maldito delincuente se meta a robar nuestras riquezas.
Por eso he pasado casi todo este año sin salir de mi casita, no fuí ni un día a la playa y he bajado al centro contadas veces, he dejado de juntarme con los amigos, así es que durante todo este año me he levantado y quedo desocupado.
Mi cumpleaños 70 en enero pasó sin pena ni gloria, bueno, lo pasé con dos compañeros de la universidad muy queridos y ni siquiera me emborraché, aunque me tomé la reglamentaria botella de champaña como ya es costumbre desde hace años.
Y así pasó el año sin darme cuenta, no recuerdo ni una sola cosa importante que me haya pasado desde enero hasta ahora. Supongo que lo he pasado muy bien porque el año se me pasó volando. Bueno, iba a hacer un resumen pero no tengo que poner.
Solo recuerdo que me levanté cada día y después de despertar -habitualmente tarde- leí, escribí en el blog, hice cosas menores en la casa y me acosté muy tarde cada maldito día, porque a pesar que no estoy haciendo nada productivo, me faltan horas del día para hacer tantas cosas totalmente improductivas.
La casa sigue fea, my lejos de lo que yo quisiera, pero es perfectamente cómoda para mi: muy grande y soleada, cuando no estoy metido en mi oficina, me pongo a leer en el patio a pleno sol y sin camisa. Estoy leyendo la "Trilogía sucua de la Habana" dos capítulos por día. Está muy bien escrita.
Hoy vino a verme mi buen amigo Ian Thomson, nos juntamos como siempre a conversar trivialidades y arreglar los problemas del mundo, nos tomamos una botellita de vino Carmen, muy bueno y dejamos al mundo un poquito mejor, al menos en teoría.
Yo le comentaba mi alocada teoría que estamos llegando al fin de la social democracia en el mundo, un ciclo que empezó a fines de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y tuvo un auge gigantesco hasta el fin del Siglo XX.
La social democracia fue una buena cosa para el mundo y su origen está en la reacción al derrumbe de los fascismos y bacionalismos extremos que provocaron las guerras mundiales. Pero incluso las cosas que más bien empiezan, decaen y terminan mal.
Creo que justo con el cambio de siglo, el año 2000, empezó el proceso acelerado de decadencia para los social demócratas, los estados de bienestar, la llamada "justicia social", el sistema internacional y el globalismo.
¿Por qué esta decadencia? Algo natural yo creo, todo lo que sube tiene que bajar como decían don Platon y don Aristote- les los sistemas políticos tienen ciclos de auge, corrupción y caída.
La corrupción de la social democracia fue por la demagogia y la exageración de cosas que en principio fueron buenas, como el respeto a las mujeres y a los desfavorecidos, a las minorías, las ganas de ayudar a los pobres y cosas por el estilo.
Cada una de esas cosas se corrompió y en el Siglo XX ya se había desarrollado la cultura woke, las feminazis, el orgullo gay, la absurda idea de quitarle a los ricos para darle a los pobres -algo que jamás ha resultado en el mundo- la creación de castas globalistas y todo eso.
El llamado posmodernismo nos ha llevado a destruir riqueza, crear generaciones de parásitos, culto a lo feo, glorificación de todo lo malo, en fin, un desastre.
Yo creo que por eso la tortilla se está dando vuelta en todas partes del mundo, no es un asunto de solo Chile y Kast. Para donde uno mire se ve la gente hastiada de las instituciones e ideas socialdemócratas. También confío que la derecha llegará a Brasil y a Colombia muy pronto.
Los tiempos del Socialismo del Siglo XXI ya son solo un mal recuerdo, a Evo Morales y su gentuza los echaron a patadas de Bolivia, los Kirchner, Castillo, los merluzos en Chile, el Correismo en Ecuador, los payasos de Petro y Maduro, ya nadie los quiere.
M teoría dice que esto no ha terminado y que entraremos en una nueva hegemonía de derecha en todo el mundo. En algunas partes esa derecha tendrá tintes fascistas como Trump y Putin, pero confío que esos serán solo accidentes temporales.
A propósito mis deseos para el año que viene son simples; que para mi todo siga tal como hasta ahora y que a los presidentes decentes de derecha les vaya muy bien, con dos esxepciones.
Me gustaría que a Trump lo destituyeran y, después de una trancisión con el incompetente JD, el Partido Republicano de Estados Unidos se depure y vuelva a ser el viejo y gran partido de Abe Lincoln, para que ese gran país vuelva a ser el hegemon del mundo.
También me gustaría que Putin se tropezara y cayera por una ventana desde el piso 36 de algún edificio de Moscú, para que Rusia deje de hacer el ridículo y empieze el proceso de unirse al mundo civilizado. No tengo duda que -dados a escoger- eso es lo que quieren la mayoría de los rusos.
Bueno, les estaba contando algo de mi conversación con don Ian -creo que no quedó muy convencido- pero con cortesía británica solo me escuchaba y asentía. En fin, algún día tal vez yo llegue a tener ese nivel de educación y tolerancia.
¡Que manera de divagar! Debe ser porque después que terminamos la botella se Carmen y me quedé solo, me serví un vaso grande de Cartonet Bodega Uno, malazo el vino pero peor es pasar sed.
Mejor no escribo más porque estoy poniendo puras cabezas de pescado, será hasta mañana entonces






